Se trata de un ejemplar de Rhizostoma luteum, una especie relativamente desconocida y descubierta en 1827 por dos oceanógrafos franceses. No es la única especie de medusas gigantes que se conoce, aunque si de las pocas. Su picadura es casi inofensiva a pesar de lo que pueda parecer por su tamaño amenazador.
Personalmente, estoy bastante en contra de la actitud del socorrista que no se le ocurrió otra cosa que sacarla del agua, poniendo trabas a la investigación de esta especie tan poco conocida. Grupos como Jellyfish Research South Spain denuncian este hecho.
Pobrecillo el socorrista, el otro día en un perfil de facebook lo pusieron a caldo entre todos por matar la medusa. Yo creo que esos comentarios tienen un origen súper loable y un objetivo (cuidar el medio ambiente) que me hace guardar algo de esperanza en el mundo. Pero tampoco matemos al chaval, que se juega el pellejo por nosotros en un trabajillo de verano, por no conocer una especie de medusa semidesconocida (y que seguramente hubiera varado igual).